La evolución del oficio panadero: de la tradición a la innovación

Cuando comencé en este oficio hace ya unos cuantos años (como muchos ya sabéis), el panadero era, ante todo, un artesano. El trabajo empezaba de madrugada, el horno era de leña o gas, y el amasado dependía, en la mayoría de los casos, de máquinas muy lentas, que requerían experiencia… y ciertos trucos para acortar tiempos y lograr buenos resultados.

Todo tenía su ritmo… y su respeto.

Hoy, el mundo ha cambiado. Y nuestra profesión con él.
Hemos vivido la llegada de la mecanización, los procesos en frío, las fermentaciones controladas, la bollería ultracongelada, las masas madre estabilizadas y cultivadas… Y, más recientemente, la inteligencia artificial, que ya empieza a asomarse en nuestros obradores.

¿Ha sido todo para mejor? No siempre.
Porque, aunque la tecnología nos ha aportado eficiencia, no puede, ni debe, sustituir el criterio del profesional. En algunos casos, se ha sacrificado el alma del producto por la comodidad de los procesos.

Y hay una consecuencia más silenciosa: la simplificación del trabajo ha hecho que muchos aprendan sin saber.
Se salta lo esencial: conocer los ingredientes y sus propiedades, entender sus funciones, saber formular, reconocer el origen de un fallo…
Sin esa base, no hay evolución verdadera. Solo imitación mecánica.

Hoy existen más medios de enseñanza que nunca, pero también (en muchos casos) menos espíritu de sacrificio.
Seguramente suene un poco duro, pero demasiados jóvenes buscan, ante todo, un buen horario, estabilidad y pocas responsabilidades.

Y sin embargo… este oficio no se domina con prisas ni sin mancharse las manos.

La buena noticia es que también hay otro perfil: de jóvenes y profesionales con inquietud, con hambre de aprender, que intentan exprimir toda la experiencia de sus maestros y que aprovechan lo que la tecnología actual pone a su alcance para lograr resultados que, hace años, hubieran sido impensables.

Ser panadero hoy no es como antes.
Pero tampoco puede ser únicamente pulsar botones.
Nuestro papel debe evolucionar: entender lo nuevo sin olvidar lo esencial. Aplicar nuevas técnicas… sin traicionar el sabor, la textura y el valor del buen hacer.

Porque, al final, las nuevas tecnologías pueden ayudar, pero el pan sigue siendo una obra de manos, cabeza y corazón.

Y por eso, hay una pregunta que me ronda la cabeza últimamente:
¿Nos estamos esforzando lo suficiente en formar a los futuros panaderos… o simplemente a operarios?

💬 Me encantaría saber vuestra opinión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Post

🎉 ¡Ya puedes conseguir el libro Bollería en su nueva versión digital!

📘 Más de 100 especialidades explicadas paso a paso
🧠 Contenido técnico, práctico y profesional
📲 Descárgalo y consúltalo desde tu tablet, teléfono o PC

👨‍🍳 Escrito por el maestro Ángel Ortiz, referente internacional en panadería y pastelería técnica

🎁 Incluye acceso a un webinar exclusivo con Ángel Ortiz tras la compra

👉 Cómpralo aquí:
🔗 https://www.angelortiz.es/producto/libro-bolleria/

📦 Sin esperas, sin envío. Lo tienes hoy mismo en tu dispositivo.

 

Esto se cerrará en 20 segundos