Durante mi trayectoria como responsable de I+D+i, he vivido muchas situaciones donde la técnica y la estrategia no hablaban el mismo idioma.
Y en este oficio, eso se nota… y se paga.
Recuerdo una ocasión en que, desde marketing, se propuso cambiar el tipo de materia grasa en un pan de molde. El objetivo era reducir costes.
Sobre el papel, parecía una decisión lógica. Pero nadie consultó al departamento técnico.
¿El resultado?
🔹 Menor frescura
🔹 Vida útil reducida
🔹 Más devoluciones
🔹 Clientes insatisfechos
🔹 Y… la rentabilidad que se quería mejorar, desapareció
Una decisión aparentemente simple terminó afectando al producto, al cliente y al negocio.
Y es que en panadería —como en cualquier industria— cada detalle técnico es también una decisión estratégica.
Cambiar un ingrediente, un proceso o un formato impacta directamente en: 👉 La organización de la producción
👉 La imagen de marca
👉 El margen de beneficio
👉 Y sobre todo, en la coherencia del proyecto empresarial
Cuando técnica y estrategia no caminan juntas, el producto lo sufre.
Cuando sí lo hacen… se nota en la calidad, en los resultados y en el equipo.
La técnica no es un apéndice del negocio. Es parte de su columna vertebral.
¿Has vivido algo parecido? Me encantará conocer tu experiencia desde el obrador, desde oficina técnica o desde dirección.

